Las rocas sedimentarias pueden preservar evidencias de crisis bióticas como los fenómenos de extinción en masa, es decir, cuando se produce, a gran escala, la desaparición de numerosas especies en un intervalo de tiempo geológico corto. Para proporcionar datos pertinentes sobre una crisis biótica, una formación geológica debe presentar dos componentes principales:

               - el primero es que contenga un abundante y diverso rango de fósiles que permita observar cambios en la biodiversidad;

               - el segundo es que exista un medio para poder datar esos cambios.

               Se admite la existencia de cinco eventos de extinción en masa particularmente severos; el más popular es el que tuvo lugar a finales del Cretácico (hace 66 millones de años) y que causó la desaparición de los dinosaurios. Sin embargo, hace unos 200 millones de años, a finales del Triásico, se produjo otro fenómeno de extinción masiva.

Una de las pocas formaciones geológicas en el mundo susceptible de proporcionar información sobre la crisis del final del Triásico en un entorno continental es la Formación Elliot, un conjunto de rocas sedimentarias que forma parte del relleno de la Cuenca principal del Karoo, en el Sur de África. Si bien la Formación Elliot es rica en restos de vertebrados (y de dinosaurios en particular), no se ha podido datar con exactitud hasta la fecha. Ahora, un equipo liderado por Lara Sciscio de la Universidad de Ciudad del Cabo en el cual ha participado Fabien Knoll, investigador ARAID en la Fundación Dinópolis, ha dadoun gran paso hacia una datación más precisa de la Formación Elliot. Los investigadores han recurrido al paleomagnetismo, que es esencialmente el estudio de las variaciones en el campo magnético de la Tierra a lo largo del tiempo. El campo magnético de la Tierra puede quedar “fosilizado” en las rocas siempre y cuando los sedimentos a partir de los cuales se han formado contengan minerales magnéticos. Afortunadamente este es el caso de la Formación Elliot, cuya coloración rojiza se debe a su alto contenido en óxidos de hierro que han preservado datos sobre las características del campo magnético terrestre cuando se formó la roca que los contiene.

               La huella magnética de las rocas de la Formación Elliot permite reconstruir una secuencia de polaridad magnética ("código de barras") que puede utilizarse para ajustar la edad de formación de estas rocas. Los resultados obtenidos por el equipo internacional, que acaban de publicarse, sugieren que la Formación Elliot tiene una edad comprendida entre 214 y 190 millones de años, atestiguando así que abarca la transición Triásico-Jurásico.

Referencia del artículo

Sciscio, L., de Kock, M., Bordy, E.M., Knoll, F. 2017. Magnetostratigraphy across the Triassic-Jurassic boundary in the main Karoo Basin. Gondwana Research, 51: 177-192.

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Grupo de investigación (Lara Sciscio, Emese Bordy, Michiel de Kock y Fabien Knoll, de izquierda a derecha) durante el trabajo de campo y resumen gráfico de los resultados obtenidos.