Los fósiles encontrados en Teruel constituyen uno de los recursos científicos más importantes de la provincia, conocida internacionalmente entre los paleontólogos desde hace muchas décadas.


Los fósiles de mamíferos terciarios, tan singulares, no suponen sino una mínima parte del contenido fosilífero que componen el solar turolense. Resultaría prolijo detallar los numerosos fósiles de muy diversos tipos que se han encontrado en Teruel: graptolites, trilobites, braquiópodos, bivalvos, cefalópodos o, destacando ampliamente a nivel popular, los afamados dinosaurios de diversas localidades turolenses, con Galve o Riodeva a la cabeza. También los importantes restos de mamíferos coetáneos con los dinosaurios, los insectos, peces, anfibios y aves procedentes de yacimientos terciarios, sin olvidar los restos vegetales que salpican los estratos en compañía de muchos de los restos faunísticos citados. Los peculiares yacimientos de conservación excepcional situados en Libros o Rubielos de Mora son conocidos a nivel internacional. Además, no resultará extraño, cualquiera que sea el lugar en el que nos encontremos, oír relatos acerca de geólogos extranjeros que han explorado los montes aledaños en busca de fósiles. Tampoco será inusual conocer algún erudito local que ha reunido en su domicilio información paleontológica del término municipal o localidades vecinas.

Por su parte, los nuevos yacimientos con ámbar están proporcionado espectaculares asociaciones de invertebrados. La presentación mundial de una tela de araña con sus presas atrapadas en ella es sólo una muestra de lo que a esta provincia le queda por ofrecer a la sociedad.